El Castell de Caballeros
En el transcurrir del tiempo, (985) estas torres se utilizaren como premio a los señores que se habían distinguido en batalla, o be a quien se debían favores para cualquier hecho o regraciament que se los quisiera hacer, con la sola condición de que construyeran fortaleza a su entorno para poder acoger a los aldeanos con quienes repoblaban y fortificaban las tierras conquistadas o recuperadas a los infieles.
No sabemos del cierto la fecha de su edificación, pero atendida la configuración del terreno ont se levantaba, así como la información de su estructura, según documentación en lo referente a su destrucción, podemos afirmar que se trata de un castillo roquero, de la época en que la frontera con la morisma , (hablamos de los siglos VIII-IX) iba del Vendrell, hacia Igualada , Calaf, Pons, y hacia el Segre, motivo por el cual, se edificaron varias torres de vigía u oteas, a la cumbre de las cuales se tenía leña para poder avisar, con humo de día y fuego por la noche, si ningún peligro aconsejaba aparejarse para el combate, o bien hacer vía fuera a ningún bandolero o pirata.
Llegados al 1032, encontramos el primer documento escrito qu’nos habla del Castell de Corbera, con el testamento de Guillermo de Mediona, quien dejó a su hija Chixol las dos partes que posee del Castell de Corbera. Al 1077, el testamento de Folc Armengol, deja a sus dos hijos el Castell de Corbera y las pertenencias que tiene, tanto en el Castell como al término, donante noticía de que ya se trata de un Castell Termenat, o sea con propiedad territorial y jurisdiccional sobre el término.
En el fogaje (censo) de 1365 se nos habla de que Corbera tiene 30 fuegos (casas o familias) o sea que había censados unos 120 habitantes.
Al 1471, nuestro Castell, sufrió los estragos de la guerra civil entre la Generalitat de Cataluña y el Rey Juan II, siendo asediado y ocupado por las tropas reales a las órdenes del Capitán del Llobregat, en Manaut de Guerri, el 26 de Septiembre.
A fin de reparar los daños de aquel tiempo de ocupación, Benet Miquel de Corbera, decidió hacer obras de rehabilitación y reforma, para dotarlo de más comodidades y servicios, contratando Mestre de Casas y Fuster, en 1496.
Posteriormente, el 19 y 20 de Enero de 1641, durante la Guerra de los Segadores, se libraban importantes combates tanto en el Castell de Corbera, como al de Castellvell de Rosanes, acabándose la heroica defensa el 21 con la presa de Martorell.
Documentos procedentes del propio archivo de la familia Mora, señora baronial del Castell, nos revelan que en 1694, durante el virreinato del Marcas de Villena, los Migueletes franceses se apoderaron del Castell, propiedad de Josep de Mora y Solanell, Baro de Corbera, a quien hicieron tomado con toda su familia. Para liberarlos, acudió Ferran de Pignatelli, Sargent General de Batalla, con una expedición militar, la cual va retar el Castell el 27 de Julio del dedo 1694.
Con motivo de este hecho, y otros que los servían de excusa, el Marqués de Villena, ya había decidido la enrunament del Castell, y en carta de 31 de Julio, maná demoler las murallas y una torre.
Seguramente, Josep Mora, que era políticamente próximo a la monarquía establecida, feudo la demolición “en sus costas, siendo el valor de dicha fortaleza cosa de coranta mil escudos” que, de buen seguro, pretendía recobrar en total o en parte, cuando fuera oportuno. Poco sabía él que Felipe V había dado órdenes de que “lo cuesto de la guerra, se cobraría en impuestos a los territorios ocupados”.
Reunido en 1713 el Consejo de Ciento y decidida la defensa a ultranza de Barcelona, pensando de buen seguro proteger tanto como puede su patrimonio, el Baro de Corbera se declaró filipista, pero tampoco esta vez se lo salió bien la jugada, pues “ Al Sr. Duque de Populi, pareciéndole que en otra ocasión podían volverse a fortificar aquellos pícaros, insinuó al dicho Sr. Joseph que era conveniente, al Servicio de su Majestad, que aquella fortaleza se demoliese, lo que mandó ejecutar al instante, y a su costa”. Y a partir de aquí, tan solo y han requerimientos y amenazas, por lo que, al final, el Castell fue totalmente derrocado. Tanto solos restan de él el basamento de una torre, algunos restos de la muralla adentro de alguna casa de la calle Mayor, y parte de la capilla dedicada a Sta. Magdalena, que se puede ver desde el despacho del rector, a la rectoría nueva, edificada con los desechos del Castell en 1950 , que ya habían servido para construir el tercer piso del Casal de Sta. Magdalena, que sirvió de alojamiento de la familia Mora, cuando se derrocó el Castell.